No hay peros que valgan para justificar la merecida derrota cosechada por un Eibar sin pies ni cabeza que constató que ha perdido el rumbo en sus desplazamientos, donde con la de este domingo ha cosechado ya dos derrotas y un empate, con un saldo de nada menos que ocho goles en contra. Ni las numerosas bajas que condicionaron los planes de Gaizka
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