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Al Eibar le duró muy poco el caramelo que Bautista puso en su boca cuando el de Errenteria tiró de picardía para adelantar a los azulgranas en el primer cuarto de hora de la segunda mitad al empujar a la red un rechace del meta local tras una espléndida falta de Arbilla dirigida a la escuadra. La mala fortuna quiso que, justo después de que Tejero estuviera a punto de marcar el segundo con un zapatazo de los suyos, Blanco-Leschuk acabara batiendo a un Luca Zidane muy seguro hasta entonces al intentar cortar un centro de Carlos Neva desde el flanco izquierda.
Después de haber saboreado aunque solo fuera un rato un triunfo que habría asestado el certero golpe que pretendían dar los de Garitano para ser el primero en ganar en Granada y dejar así al cuadro nazarí a cinco puntos, hay que otorgarle el valor que merece al punto cosechado ante un rival que suspiraba por adelantarle por la derecha.
Con la confianza que le otorga la firmeza demostrada en un campo en el que solo otros tres equipos habían logrado arrancar los tres empates que los de Paco López han cedido en su estadio, el cuadro eibarrés aguanta erguido una semana más al frente de la tabla, con un punto de ventaja respecto a una jauría que sigue sin poder darle caza pese a que ya acumula seis partidos consecutivos sin ganar.
Y precisamente por esto, este nuevo pasito hacia el objetivo supone todo un baño de autoestima de cara a los cuatro partidos que restan para la conclusión del campeonato, y en especial para hacerle frente el próximo lunes, 8 de mayo (21.00 h.) a la UD Las Palmas, un duelo en el que el técnico vizcaíno no podrá contar con su máximo goleador, después de que Stoichkov viera una quinta tarjeta amarilla por juego peligroso en terreno local que se podría haber ahorrado.
En cualquier caso, no deja de ser un gaje fruto de la irrespirable tensión que marcó el desarrollo de un partido entre dos equipos que se juegan algo tan trascendental como es conquistar una plaza en la máxima división.
Y en este sentido, es de reseñar lo bien que gestionó el Eibar la responsabilidad de su cometido, pero también la presión que la entregada afición granadina ejerció desde horas antes de que arrancara el choque.
Ni las casi 20.000 almas que tiñeron de rojiblanco el Nuevo Los Cármenes ni el impetuoso arranque del equipo nazarí le hicieron flaquear. De hecho, tirando de una línea defensiva que se puede calificar como de gala, con Venancio y Arbilla soportando a dúo los cimientos del equipo escoltados por Tejero y Ríos Reina en los flancos, el preparador azulgrana hizo especial hincapié en fortificar también su línea medular, trasladando allí a Sergio, para que Javi Muñoz volviera a ejercer de enlace con los hombres de arriba.
Porque el de Derio tenía claro para combatir el insultante poderío que los granadinos vienen ejerciendo en su feudo lo primordial era apuntalar muy bien sus bases para, cerrando el paso a su portería, fuera desatando los nervios de un rival que corría el riesgo de quedarse descolgado en caso de caer derrotado.
Y fue precisamente el miedo a perder el que provocó que el primer acto de esta representación en la cumbre no dejara más que unos pocos acercamientos de los locales que, en realidad, solo pusieron en apuros a Luca Zidane con un disparo inicial de Antonio Puertas que se marchó fuera y con un intencionado remate de Bodiguer mediada la primera mitad que el meta hispano-francés repelió a córner con una elegante estirada.
Granada
Bryan Zaragoza (Callejón, m. 61), Sergio Ruiz (Pretrovic, m. 73), Weissman (Antonio Puertas, m. 73), Famara (Melendo, m. 73), Pol Lozano (Bodiguer, m. 77).
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Eibar
Blanco-Leschuk (Bautista, m. 68). Quique (Corpas, m. 68), Yanis (Stoichkov m. 68), Peru Nolaskoain (Tejero, m. 90).
Goles: 0-1, Bautista (m. 60) empuja al fondo de la portería local un rechace de Raúl Fernández tras una falta lanzada por Arbilla dirigida a la escuadra. 1-1, Blanco-Leschuk (m. 71), en propia puerta, al intentar despejar un centro lateral de Bryan Zaragoza.
Árbitro: Gascón Fernández (comité madrileño). Amonestó a Stoichkov, Matheus y Quini.
Incidencias: Partido correspondiente a la 38ª jornada de Laliga Smartbank en el Nuevo Los Cármenes, donde su grada estuvo abarrotada por 17.287 espectadores, entre ellos los 150 seguidores armeros desplazados hasta la capital granadina.
Pero como cabía esperar, los recelos que imperaron en los primeros 45 minutos se quedaron en los vestuarios tras el descanso y fue entonces cuando se desataron las hostilidades entre los dos favoritos.
En plenas idas y venidas, en las que el Granada reclamó un penalti de Zidane a Callejón que el árbitro no concedió, el Eibar tiró de su mejor arma, una acción a balón parado, para inundarse de ilusión por volver a casa con una ventaja que le diera alas. Y es que cuando Stoichkov forzó una falta al borde del área tras recibir un pase de Bautista ya se olía que podía ser una ocasión de oro para propinar un golpe casi letal. Y pese a que en un principio Raúl Fernández se lució para evitar que el lanzamiento de Arbilla dirigido a la misma escuadra se llevara los honores, Bautista fue el más rápido del oeste para hacerse con el rechace y empujarlo al fondo de la portería.
La felicidad fue efímera, ya que justo después de rozar el delirio colectivo con un misil que Tejero mandó desde la frontal que se fue casi rozando el larguero, el equipo granadino se benefició del infortunio que persigue a Blanco-Leschuk, que además de no marcar ni apenas jugar desde diciembre, acabó anotando el autogol del empate.
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