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san sebastián.
Lunes, 30 de mayo 2022, 07:30
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Las lágrimas de tristeza que brotaban de los ojos de los seguidores del Eibar desplazados al sur de Madrid y a los que siguieron el partido desde sus domicilios en la localidad armera, fueron de alegría en dos plazas: Valladolid y Almería. El conjunto pucelano regresa a la élite solo un año después de su descenso la temporada pasada que precisamente se produjo en Anoeta. Comenzó la jornada como tercero en discordia, casi mirando a otros campos para ver qué equipo le podía tocar en el playoff de ascenso y finalmente se coronó como campeón de Segunda y logró el ascenso directo gracias al claro 3-0 que logró en Zorrilla ante el Huesca. Los 22.000 espectadores que se dieron cita en el vetusto campo pucelano estallaron de júbilo y el equipo hasta sacó la camilla motorizada que se emplea para atender a los jugadores lesionados y dieron la vuelta de honor de esa guisa. Vuelve a Primera un clásico como el conjunto blanquivioleta con José Rojo 'Pacheta' en el banquillo y varios jugadores que descendieron un curso atrás en la plantilla. El delantero israelí Weissman ha logrado 20 goles, siendo el pichichi indiscutible del equipo vallisoletano. Óscar Plano, Roque Mesa o Sergio León han sido también jugadores claves en el ascenso del Real Valladolid.
Lo que vivió el Almería en Butarque fue una auténtica montaña rusa de emociones y sensaciones, porque estuvieron en tercera posición durante gran parte del partido pero el gol del Alcorcón les dio la vida, aunque Asier Riesgo haciendo un gran favor a su exequipo, realizó un par de paradas de mérito.
Y es que el conjunto almeriense estuvo dos veces por debajo en el marcador con el 1-0 y el 2-1, y el gol de Sadiq en el minuto 53 puso las tablas en el marcador y el empate del Eibar en Alcorcón les dejaba a un tanto de ascender. Lo estuvo intentando durante la última media hora hasta que las noticias que llegaron desde Alcorcón bajaron las pulsaciones al equipo andaluz. Asciende siete años después con un entrenador experto como Rubi y con 4.000 fieles en la grada de Butarque que saltaron de alegría y aclamaron a sus héroes.
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