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El solar que alberga el antiguo restaurante Esparru en Areitio y las seis hectáreas que lo rodean se convertirán en los próximos años en el nuevo hogar de la cantera del Eibar. Situado en el punto kilométrico 70 de la Nacional 634 en dirección a Zaldibar, los 80.000 metros cuadrados de terreno que tiene apalabrados el club armero esperan a sufrir una transformación difícil de imaginar cuando uno estaciona su vehículo junto al edificio con forma de caserío vasco que encaja a la perfección en el paisaje que está enclavado.
Hasta hace solo un par de meses, plantarse en el alto de Areitio exigía un ejercicio de paciencia, porque aunque en el famoso Google Maps indica que llevaba apenas un cuarto de hora llegar, la realidad era bien diferente, porque solo cruzar Ermua en casi cualquier momento y más en hora punta, ya costaba bastante más que eso. Sin embargo, desde que el pasado 17 de septiembre se inaugurara el segundo y último tramo de la variante sur de Ermua, ese trayecto se ha visto reducido a solo ocho minutos.
No es un dato que aporte el servidor de mapas, que aún no incluye este trayecto, sino que ha sido comprobado por quien esto escribe, que no es precisamente temeraria al volante. Partiendo desde la estación de autobuses de Ego Gain, que probablemente será el punto de partida de los inquilinos de esas instalaciones de entrenamiento, los apenas siete kilómetros que separan Eibar de Areitio se recorren con suma facilidad.
Una vez atravesado el cartel que marca el inicio de Bizkaia se alcanza la rotonda de San Lorenzo y se accede al mencionado enlace que conduce hacia la autopista AP-8 por el túnel de Uretamendi, una construcción de dos tubos, uno en cada sentido, que tiene una longitud de 589 metros y que ha requerido una excavación total en mina de 1.178 metros para poder atravesar el monte Ureta.
Al enlazar de nuevo con la N-634 hay que tomar la salida hacia Zaldibar, y no hacia Mallabia, aunque Areitio pertenezca a su término municipal, unas indicaciones que habrá que adecuar con un cartel que anuncie la ubicación de la Ciudad Deportiva para evitar confusiones. Siguiendo en línea recta durante dos kilómetros un pequeño desvío hacia Berriz te sitúa inmediatamente en el parking que ha sobrevivido al cierre del restaurante hace ya varios años.
Una vez allí hay que tirar de mucha imaginación para hacerse una composición de lugar de cómo ese solar y el gran pinar que queda a la izquierda de ese edificio se puede convertir en las modernas instalaciones de entrenamiento que el Eibar ha presentado tanto en un vídeo explicativo que se ofreció durante la Junta general de accionistas, como en el fotomontaje que el club viene exhibiendo desde hace ya varias semanas.
La espesa niebla que habitualmente se presenta en los amaneceres del alto de Areitio impregnó al emplazamiento de una imagen bucólica, escondiendo por completo la colina repleta de pinos que será derribada y explanada para ubicar ahí tres de los cuatro campos que está previsto construir.
La bruma dejaba entrever un edificio de planta ancha con dos pisos de altura que evidencia el paso del tiempo en los desconchones de su fachada, pero que se mantiene firme gracias a unos robustos muros que albergarán todos los servicios que el club necesita, desde los vestuarios para grandes y pequeños, hasta la cafetería, pasando por la sala de vídeo, la consulta del médico, la sala de fisioterapia o los despachos de los muchos entrenadores que integran el staff técnico del Eibar.
El cuarto campo estará separado de los otros tres, en la cota más baja del terreno, justo debajo del edificio, donde se trasladarán los muchos metros2 de tierra que se excaven del mencionado pinar para poder allanar después la superficie. La neblina apenas dejaba percibir unos arbustos que tapaban un desnivel que conduce a un terreno escarpado rodeado de contenedores de obra que quedaron olvidados en su día cuando toda la actividad que había allí hace años se paralizó.
Uno de los principales escollos que deberá salvar el Eibar es precisamente la salida del camino que conduce a Berriz y que enlaza con la carretera nacional, que cuenta con un tráfico fluido en los dos sentidos prácticamente en cualquier hora del día. No sería de extrañar, por tanto, que el club armero tuviera que asumir el coste de la construcción de una rotonda que se antoja más que necesaria para evitar quedarse atascado sin poder salir.
Solventado este obstáculo tan solo hay que recorrer el camino de vuelta con la misma facilidad para plantarse en Unzaga en solo ocho minutos y sin pisar el acelerador más de lo debido.
Areitio no está en Eibar, eso es obvio. Esa era precisamente la principal pega de un proyecto que por lo demás no tenía ningún pero, aunque basta con ir solo una vez para comprobar que está prácticamente aquí mismo.
Después de un arduo debate y de una Junta que se alargó hasta pasadas las 23.30 horas, los accionistas entendieron que las necesidades de una cantera que ha crecido hasta contar con 24 equipos debía primar por encima de todo. Todavía habrá que esperar mucho tiempo para que este sueño del Eibar pase del papel al ladrillo y al hormigón, pero no cabe duda de que marcará un antes y un después en la historia del club.
La Ciudad Deportiva podría no ser una realidad hasta mediados del 2021. Pese a que el plazo estimado de ejecución de la obra es de solo 18 meses, los diversos trámites burocráticos que se deben realizar para una construcción de estas características podrían retrasar el inicio de las mismas entre seis y doce meses o más, y por lo que explica Gorka Unamuno, jefe de mantenimiento de Ipurua, «lo habitual en estos casos es que se alargue durante un año, por lo que será difícil que las máquinas puedan entrar hasta finales del próximo año». No es un problema que afecte únicamente al proyecto de Areitio, «puesto que las afecciones que afectan a Azitain también requerirían permisos que llevan mucho tiempo conseguir.
En este caso, el primer paso es convertir en contratos los preacuerdos firmados con los propietarios. Después el Ayuntamiento de Mallabia debe modificar el plan general para recalificar el suelo no urbano a suelo deportivo, un compromiso ya adquirido por el propio consistorio, pero que «lleva su tiempo. Hay mucho interés y esos plazos serán los más cortos que la ley permita», indica Unamuno.
También es precisa realizar un informe medioambiental que obtenga la aprobación del Gobierno Vasco y también será obligatorio atender a los requerimientos del Departamento de Tráfico debido a que las obras afectarán a la carretera colindante al solar que se va a adquirir para ubicar las instalaciones.
«Son tres afecciones diferentes y los trámites que requieren pueden durar un mínimo de seis meses y puede que un año. Dependerá de la colaboración que quieran mostrar las instituciones, pero es raro que lo logremos antes de un año, aunque por nosotros no va a quedar».
Mientras tanto, el Eibar se afanará en ir confeccionando y dando forma a los unos proyectos que hasta ahora se habían presentado a modo de esbozo, para que una vez que se obtengan los permisos puedan sacarlo a concurso e iniciar la obra.
Durante este tiempo tienen la garantía de que el vertedero situado junto al pinar que acogerá los tres campos finalizará su actividad.
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