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Descorazonador. Por tercera vez consecutiva, el Eibar se sumerge en un mar de lágrimas tras verse obligado a despedirse de su sueño de volver a Primera sin ni siquiera tener la opción de disputar la gran final a la que aspiraba llegar tras traerse un resultado positivo de Oviedo. No le hacía falta ganar. Con empatar incluso teniendo que alargar su agonía en una prórroga le bastaba para esperar con impaciencia al rival que saliera de la otra eliminatoria, pero una vez más cayó víctima de la maldición que ya enterró sus esperanzas en los dos playoffs anteriores, y tuvo que hincar la rodilla ante la desesperación de una hinchada azulgrana que había conseguido llenar su corazón de ilusión tras recuperarse de las grandes decepciones vividas desde que se perdió la privilegiada plaza que habían disfrutado durante siete años en la máxima categoría.
Todos habían dejado a un lado la decepción que había generado quedarse de nuevo a las puertas del ascenso directo después de todas las oportunidades que se habían vuelto a desperdiciar. Convencidos por la confianza que les había transmitido Joseba Etxeberria y los suyos tras la solidez mostrada en el Carlos Tartiere, todos subieron a Ipurua convencidos de que esta vez sí, el equipo armero iba a demostrar que había memorizado mejor que nunca la lección.
Pero la teoría es una cosa y la práctica otra, y al igual que le había ocurrido a Gaizka Garitano en sus dos tentativas anteriores, el Eibar falló en lo básico. Pese a ser el máximo goleador del campeonato con una diferencia de casi 20 goles respecto al resto de los aspirantes, no solo no fue capaz de marcar ningún gol, sino que además se cayó como un castillo de naipes en cuanto el Oviedo encontró la grieta en una fortaleza que no fue tal.
SD Eibar
Luca, Tejero (Qasmi, m. 80), Berrocal, Arbilla, Cristian, Nolaskoain (Sergio Álvarez, m. 72), Matheus, Aketxe (Sergio León, m. 72), Mario Soriano, Corpas (Konrad, m. 62) y Stoichkov.
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Oviedo
Leo Román, Viti, Luengo, Dani Calvo, Pomares (Abel, m. 51), Luismi, Colombatto, Sebas Moyano (Dubasin, m. 86), Seoane (Homenchenko, m. 86), Borja Sánchez (Paulino, m. 51) y Alemao (Borja Bastón, m. 76).
Goles 0-1,m. 58. Alemao. 0- 2, m. 78. Sebas Moyano
Árbitro Galech Apezteguia (comité navarro). Amonestó al local Aketxe y a los ovetenses Seoane, Abel Bretones.
Incidencias Ipurua lució sus mejores galas en la vuelta de la primera eliminatoria del playoff de ascenso, que reunió 7.732 espectadores en sus gradas y muchos más fuera del estadio en una jornada plena de emoción en las calles de Eibar.
La teoria que venía en libro de la promoción indicaba que debían pensar no ya solo en los más de 90 minutos del partido en sí, sino también en que la vuelta de la eliminatoria se podía prolongar más allá de los 120 minutos que incluía la prórroga.
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El gran error fue pensar que lo que sirvió en Oviedo iba a valer para Ipurua. Para sorpresa de muchos, Etxeberria volvió a prescindir de Sergio León, el único delantero nato en el que confiar ante la baja de Bautista y su único cambio en el guión que tanto le gustó en Oviedo fue incluir en el once a un Tejero al que hay que agradecerle su compromiso por recuperarse a tiempo para ayudar al equipo, después de que cayera lesionado en el penúltimo partido en casa ante el Cartagena. Y llegó, pero no en las condiciones idóneas para ser determinante en un choque tan trascendental.
Y aunque en un principio sí se pudo ver a un Eibar dispuesto a meterle el miedo en el cuerpo a su rival, lo cierto es que salvo por una opción inicial que Stoichkov no llegó a concretar tras un gran pase filtrado de Cristian, y por la gran ocasión que Leo Román le negó a Corpas antes de la primera media hora de juego, el resto acabó convirtiéndose en una agonía que Alemao ya anticipó con dos remates antes del descanso.
A saber qué gallo habría cantado si el meta ovenetense no hubiera sido el muro infranqueable que fue ante una falta directa que el hasta entonces desdibujado Aketxe lanzó con toda la intención hacia el palo largo.
La cruda realidad se impuso apenas cuatro minutos después, cuando Alemao solventó con poderío la oposición de Arbilla para picar un excelente centro lejano de Abel Bretones.
Por muchos golpes que uno reciba, nadie se acostumbra a tanto dolor. Y aunque el sueño seguía estando a un gol que Soriano no pudo marcar con un disparo desde la frontal, la pesadilla se hizo realidad cuando Sebas Moyano fusiló todas las esperanzas al rematar llegando desde atrás un centro lateral de Borja Bastón.
Y ahí está la clave que lo explica todo. Mientras el fondo de armario del Eibar no dio ni ha dado en todo el año, dos de los jugadores que salieron del banquillo oventense fueron los autores de las dos asistencias. Para hacérselo mirar muy seriamente.
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