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Tranquilidad. Garitano señaló tras el choque ante el Elche que había que seguir trabajando sin bajar la guardia.
El Eibar sólo ha sido capaz de anotar un gol en las cuatro últimas jornadas
S.D. EIBAR

El Eibar sólo ha sido capaz de anotar un gol en las cuatro últimas jornadas

La última jornada ha sido propicia para los intereses del Eibar, a pesar de la derrota en casa, y cuenta con un colchón de ocho puntos

J.A. REMENTERIA

Miércoles, 18 de febrero 2015, 06:28

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El Eibar se marchó de vacío de Ipurua tras sucumbir ante el Elche y encadenó su cuarta derrota consecutiva. Un revés que dejó, evidentemente, mal sabor de boca en la afición armera, que sabía de la importancia de sumar tres puntos ante un rival directo. Pero el Eibar, a pesar de que peleó con todo y completó un segundo tiempo más que aseado, ha empeorado en algunas estadísticas. Su producción ofensiva ha caído en picado y ello ha provocado que cada error en el sistema defensivo se pagara a un precio demasiado alto.

Ante el Elche, en el primer tiempo fue la señal más evidente de cómo encararon ambos conjuntos el duelo. De la octava plaza para abajo la igualdad preside la competición y cada enfrentamiento va a ser fratricida de aquí a finales de mayo. Los equipos lo saben y por eso se exponen poco. En la mayoría de los casos se repite el mismo patrón: juego horizontal, poco ritmo y seriedad en defensa. Todos son absolutamente conscientes de la importancia que tiene marcar primero, de ahí que no se asuman más riesgos de los necesarios. Si, además, alguno de los dos comete un error grave es muy difícil darle la vuelta al marcador. Eibar y Elche jugaron a no jugar en el primer tiempo con un fútbol plano y carente de desborde, velocidad y profundidad.

Hay tanta igualdad en estos enfrentamientos que la inmensa mayoría se acaban decidiendo por pequeños detalles. Uno de ellos es el balón parado, suerte decisiva en el fútbol moderno. El Eibar, un alumno aventajado en esta materia, capaz de poner en práctica durante los partidos las jugadas ensayadas entre semana, también lo está sufriendo en sus propias carnes. Y el gol de Jonathas nada más comenzar el segundo tiempo -Irureta estuvo blando- fue un auténtico jarro de agua fría.

Tras recibir el gol ilicitano al poco de empezar la segunda parte, el Eibar reaccionó de manera total. Encajar ese gol prácticamente en la única ocasión de los ilicitanos en los noventa minutos podía haber llevado a los armeros a una profunda depresión, pero si alguna virtud atesora este club es precisamente su capacidad para levantarse después de cada mazazo. Los mejores minutos del Eibar se vieron a partir del gol del Elche con un juego alegre, vistoso por momentos, que embotelló a los de Fran Escribá en su área y que si supieron resistir fue por el espléndido rendimiento de Tyton, el guardameta polaco que llegó en verano cedido del PSV Eindhoven. Javi Lara y Capa comandaron las operaciones y protagonizaron las cuatro llegadas más claras de los eibarreses, que desde luego merecieron como mínimo el empate y que también tienen razón cuando protestaron airadamente por la actuación del árbitro Prieto Iglesias.

Los hombres de Garitano han manifestado en más de una ocasión que para que la aventura eibarresa en Primera División tenga un final feliz su equipo debe ser de los mejores de la Liga cuanto no tiene el balón. El posicionamiento de sus jugadores en el campo, el sistema de vigilancias, las coberturas y la intensidad son postulados innegociables en Ipurua, pero también es verdad que a ello hay que sumar efectividad en ataque. El Eibar estaba teniendo relativa facilidad para ver puerta en el área contraria pero, de un tiempo a esta parte, las ideas se han ofuscado y el conjunto eibarrés sólo ha sido capaz de anotar un gol en las cuatro últimas jornadas. Desde el 1-1 cosechado en Córdoba, el Eibar se ha marchado de vacío en los partidos ante la Real, el Deportivo y el Elche, y marcó un gol ante el Atlético de Madrid en Ipurua. Garitano se mostró contento por cómo defendió el equipo y aseguró que fue una de las noticias más positivas de la noche. Ahora falta mejorar en el área contraria, quizá la asignatura más complicada para un club como el eibarrés debido a las limitaciones económicas que tiene. El primer bache del Eibar en la elite ya está aquí y la manera en la que se gestione la convivencia con la derrota y la rapidez con la que se salga de ella marcarán el futuro.

La situación del Eibar es relativamente maniobrable, la ventaja de ocho puntos sobre el descenso es administrable. La última jornada ha sido propicia para los intereses del Eibar, a pesar de la derrota, ya que tanto el Córdoba como el Levante, el Deportivo y el Getafe perdieron, y Almería, Real, Granada y Athletic empataron. Sólo fueron negativos los triunfos del Rayo Vallecano, Espanyol y Celta, que sorprendieron a rivales mejor posicionados en la tabla como son el Villarreal, Málaga y Atlético de Madrid respectivamente. Los armeros tienen un colchón de ocho puntos respecto a los puestos de descenso. Tienen a diez equipos por detrás y eso les otorga una cierta tranquilidad, aunque la reacción debe llegar cuanto antes para espantar fantasmas. El Eibar sabe que tiene que sufrir, lo tiene asumido.

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