Un campo más amplio, más cómodo y más seguro. Son los tres ejes sobre los que va a pivotar la remodelación de Ipurua, columna vertebral del crecimiento y adecuación del club armero a la élite. El ascenso a Primera División ha traído consigo una serie de nuevas realidades que hay que afrontar y una de las más importantes estriba en Ipurua.
Las exigencias de la Liga de Fútbol Profesional dictan que el aforo mínimo de un campo en Segunda División debe ser de 6.000 personas, mientras que en Primera División asciende a 15.000. El Eibar va a remodelar a lo largo de esta temporada la tribuna norte, obra con la que alcanzará esa cifra mínima y necesaria, pero además el objetivo es modernizar las instalaciones y hacerlas seguras, accesibles y cómodas.
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